Combinar materiales
A la hora de diseñar espacios, siempre tendemos a atemorizarnos por la combinación de elementos que, a priori, pueden parecer incompatibles o demasiado diferentes. Sin embargo, los materiales pueden convivir o complementarse perfectamente si se sigue un cierto criterio.
El primer ejemplo de ello son los materiales rústicos. Este tipo de materiales se han revalorizado hoy en día y tendemos a incorporarlos en viviendas y estancias modernas. El ladrillo, por ejemplo, combina perfectamente con los paramentos blancos y lisos que prevalecen en nuestras casas. El ladrillo vivo funciona como contrapunto a la vez que se refresca con la luminosidad del blanco.
La madera es otro de los elementos que más se combina. Hay que tener en cuenta el tono de la madera y lo que se quiere conseguir. Podemos jugar con similitudes (total look) o con contrapuntos. La calidez que aporta la madera puede combinarse con materiales más fríos como el mármol, el vidrio o el metal. A veces, juntar vetas de materiales distintos, puede darnos un buen resultado.
Aligerar espacios incorporando vidrio y transparencias siempre es un acierto. En viviendas y lugares más privados es más complicado poder seleccionar esta opción, pero en oficinas y negocios podemos dar luminosidad y contraponernos a la pesadez de moquetas y alfombras.
Las estructuras industriales pueden dar un toque contemporáneo combinándose con mobiliarios lineales y nítidos. Si se quiere suavizar un poco su imagen, podemos darles una capa de pintura blanca o de color.
Puede que la idea de mezclar texturas parecidas suene imposible en espacios de una cierta armonía, pero lo cierto es que, bien elegidos, nos quedarán estancias de mucho carácter y personalidad.
Otra de las tácticas es la de escoger un material con mucho carácter. Éste se convertirá en el foco de atracción de todas las miradas y aportará personalidad allí donde lo coloquemos: frentes de cocina, chimeneas, paramentos verticales, etc.
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