El color en la piscina
A la hora de diseñar una piscina deberíamos plantearnos qué color queremos que tenga el agua. Esto dependerá de varios factores y con el color obtenido conseguiremos diferentes efectos.
El agua es incolora, sin embargo tiende azular en las piscinas y no por el reflejo del cielo como mucha gente piensa. Este efecto es gracias a la llamada Dispersión de Rayleigh. El agua absorbe con mayor facilidad las frecuencias de longitud de onda larga (estos son los tonos rojos, amarillos y naranjas) y con menor facilidad las de onda corta (tonos azules). Estas longitudes de onda que no absorbe el agua rebotan y son captadas por nuestros ojos, de ahí que veamos el color azulado.
Este efecto también depende de la cantidad de agua y del entorno. A mayor profundidad el azul será más oscuro y a mayor luminosidad más claro.
El color también depende del material y color del vaso de la piscina. El gresite blanco intensifica la claridad del azul. Se consigue un efecto relajante ideal para hoteles y spas. Sin embargo, deberemos tener el vaso muy limpio para que luzca en todo su esplendor.
Con un material beige conseguiremos el agua turquesa. Si lo que buscas es un verde más intenso tendrás que elegir un beige oscuro. Este color es ideal para que la piscina quede totalmente integrada y con un aspecto muy natural si elegimos el mismo material para la albardilla y la pisada exterior.
El azul claro sigue siendo el más solicitado por los clientes. El color del agua nos recuerda a las playas del caribe y la sensación es muy agradable.
El azul oscuro también está muy demandado, consiguiéndose un tono muy intenso.
Las opciones son infinitas. Puede haber materiales lisos, tornasolados, que combinen tonos, etc. También hay elecciones más atrevidas como el negro o el rojo, pero siempre tendremos que pensar en qué efecto queremos conseguir y qué sensación voy a tener en esa piscina.
Recuerda que si tienes dudas o ideas, nuestra división de Piscinas estará encantada de atenderte: izal@izal.es | 629 292 549
