Cabeceros de cama
El cabecero de una cama no sólo es un buen elemento decorativo, sino que también puede tener fines prácticos como apoyar objetos, esconder tomas de corriente o interruptores e incluso funcionar como aislamiento acústico. Los materiales a utilizar son muy variados y dependerán del resto de la decoración, de la ropa de cama y de si quieres que sea un objeto que resalte o que pase desapercibido.
La altura adecuada es de 55cm desde la línea del colchón, o puedes añadir un palmo si quieres apoyar la cabeza en él. Ten en cuenta que los cabeceros de mayor medida estilizan mucho la imagen de la cama y son ideales para dormitorios que tengan una buena altura de techos. En cuanto al ancho, suma de 7 a 10cm por cada lado para que quede bien encajado.
Por supuesto, un cabecero acolchado es el que más comodidad puede aportar, especialmente si te gusta leer en la cama. La tendencia es utilizar una tela de lino en tonos neutros que combina bien con casi todo el mobiliario.
Si quieres utilizarlo como repisa, tendrás que darle una profundidad de unos 20cm que permita apoyar una lámpara o libros. También puedes colocar objetos decorativos e incluso plantas, que darán un aspecto muy natural al dormitorio.
Para dar textura recurriremos a la madera, que aportará una nota cálida a la imagen de la habitación. Desde tablas de madera reciclada, panelados de suelo a techo, tablones horizontales, etc. La madera ofrece infinitas posibilidades, sólo tenemos que escoger la que mejor se adecúe a nuestro proyecto.
Las fibras vegetales como el el mimbre, el esparto o el yute darán un tono campestre, natural y artesanal que podemos combinar con sábanas de algodón o lino en colores neutros.
Desde luego, también puede ser un elemento divertido donde plasmar creatividad y personalidad con terciopelos, telas metálicas, flúor… y jugar también con la forma para dar carácter y contraste.
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